
San Francisco de Macorís/Jose Valdez
Al llegar el primero de diciembre, inicio del mes más esperado por miles de familias dominicanas, surge la necesidad de que como sociedad nos revisemos de manera profunda. No es posible que cinco elementos, muchos de ellos sin siquiera haber terminado el bachillerato, pretendan paralizar un pueblo entero bajo el supuesto argumento de defender los intereses de la comunidad.
Resulta inconcebible que el Estado tenga que movilizar y desplegar cientos de agentes policiales, con un costo millonario para las instituciones públicas, solo por precaución ante el capricho de un pequeño grupo que se ha dedicado a vivir de la anarquía, usando como excusa la defensa del pueblo, cuando en realidad lo único que generan es caos y pérdida económica para todos.
Y también surge una pregunta obligada: ¿qué está pasando con los comerciantes y la sociedad civil? ¿Por qué no se paran en dos patas a defender su derecho a trabajar en paz? No puede ser que mientras unos pocos juegan a la confrontación, los sectores productivos y comunitarios permanezcan en silencio, dejando que el miedo y la incertidumbre sigan marcando el ritmo del municipio.
Los agentes que se despliegan en las calles no están ahí para reprimir al pueblo, están para cuidarlo. Están para evitar que esos mismos que dicen defender la comunidad terminen agrediendo al pueblo trabajador que solo quiere iniciar diciembre con normalidad. Es contradictorio que se hable de luchar por los derechos del pueblo mientras se intenta paralizar la ciudad que ese mismo pueblo necesita para vivir.
Todo esto ocurre en medio de una evidente guerra interna entre el llamado colectivo y sectores del Falpo, una disputa que nada tiene que ver con las verdaderas necesidades del municipio, pero que lamentablemente algunos pretenden disfrazar como una lucha social.
Además, es importante señalar que muchos de los barrios y sectores que ellos mencionan como parte de sus supuestas demandas están levantados en tierras robadas, terrenos ocupados de manera irregular que luego quieren usar como bandera de lucha para justificar disturbios.
A mi entender no puede un grupo hablar de justicia social mientras se aprovecha de propiedades ajenas y pretende construir un discurso basado en ocupaciones ilegales que durante años solo han generado conflictos, pleitos y desorden en la ciudad.
Señor Mercado, y a todos los que impulsan este tipo de acciones, ¿usted cree que es justo convocar una huelga un primero de diciembre, sabiendo el daño emocional y económico que eso le causa al pueblo? ¿Es correcto poner a temblar a una ciudad entera por conflictos personales y protagonismos sin sentido?
San Francisco de Macorís necesita avanzar, trabajar y vivir en paz. Lo que menos necesita es que unos cuantos intenten frenar su desarrollo con la excusa de supuestas reivindicaciones que, en el fondo, no representan a nadie.