46 son los pilotos que han muerto en lo que va de la historia de la Fórmula 1, debido a accidentes producidos allí, o incluso tiempo después como producto de las graves lesiones que sufrieron. Sin embargo, hoy en día es casi impensada la idea de que un piloto fallezca en las carreras y esto se relaciona con los cambios que se hicieron en materia de seguridad.
Por supuesto que no es lo mismo correr en 2024 que hacerlo en la década del ’60 o ’70. Prueba de esto es que Nikki Lauda, uno de los corredores más famosos de la historia de la Fórmula 1, comentó alguna vez: "Cada año, mueren dos de nosotros", haciendo referencia a esa época. Además había dicho que sabía con certeza que cada vez que se subía a un auto, tenía "un 20% de probabilidades de morir".
Cuando Lauda, Ayrton Senna y hasta el propio Gilles Villeneuve corrían, sus autos no eran los de ahora, que tienen, entre otras cosas, un dispositivo llamado Accident Data Recorder que registra en tiempo real las velocidades que alcanzan las unidades, con el fin de advertir a los pilotos. A este se le suman los anclajes de neumáticos, el safety car, el rescate en 5 segundos (ante un posible incendio) y las pruebas de choque que se realizan periódicamente, como algunas de las medidas actuales.
Otras de las estrategias aprobadas por la FIA son los guantes biométricos que usan los corredores, a través de los cuales los médicos que se encuentran en el circuito pueden tener información sobre el pulso de los deportistas y su nivel de oxígeno en sangre. Con esto se evita que, en caso de descompostura, sigan en la pista y choquen.
La "Superlicencia", que está vigente desde 1999, tampoco puede faltar en la lista, ya que se trata del permiso principal que deben tener los pilotos para correr en la Fórmula 1. La FIA establece que se deben cumplir con estrictos requisitos para adquirirla, y esto evita que cualquier persona pueda disputar Grandes Premios.
Sin dudas, estas medidas no pueden estar separadas de los monoplazas, que con el paso del tiempo se fueron perfeccionando, con el objetivo de volverlos cada vez más seguros. Y si bien impedir un accidente es imposible, se garantiza por lo menos la integridad de los conductores.