
San Francisco de Macorís/José Valdez lo que se vivió este fin de semana fue lo más parecido a una escena del lejano oeste calles desiertas, puertas cerradas y un silencio que solo rompía el eco de las patrullas.
¿La causa? Un operativo sorpresa de la flamante Ministra de Interior y Policía, Faride Raful o como ya muchos le llaman por cariño o sarcasmo “Faribe Manita Linda” quien, con un operativo repleto de militares, dejó a la ciudad sin música, sin tragos sin cervezas y sin economía nocturna.
Cinco fiscales llegados directamente desde Santo Domingo sí, cinco encabezaron los cierres masivos de negocios de bebidas alcohólicas, acompañados por un contingente militar digno de una película. Parecía que estábamos en una operación internacional, o que se armaría una guerra contra Haití o Irán en una ciudad donde la gente solo quería darse un traguito y su respectiva bailadita.
Claro, entendemos que muchos negocios necesitan regularizarse. Nadie se opone a que se cumpla la ley. Pero señora ministra, ¿de verdad era necesario entrar como si fuésemos enemigos del Estado? ¿No sería mejor abrir mesas de diálogo, dar plazos razonables, y buscar soluciones con los dueños de colmadones, bares y discotecas que tienen más de 15 años echando el pleito diario para sobrevivir?
Cuando se cierran estos negocios de manera abrupta, no solo se apagan las luces del entretenimiento, también se apagan las estufas de los puestos de comida, los ingresos de los deliverys, y los bolsillos de cientos de familias que viven de esa dinámica.
Ministra Faribe, manita linda, no apriete tanto al pueblo. Recuerde que estamos en un país donde la cultura del dominicano incluye su traguito en la esquina, su música alta a veces muy alta, sí, lo admitimos, pero también su deseo de vivir en paz. Que no se le olvide que somos una nación turística y si seguimos así, ni los turistas se van a atrever a brindar un potecito de romo.
Ya el pueblo comenzó a dar señales gomas quemadas en protestas esa misma noche y un ambiente extremadamente tenso que, si no se maneja con inteligencia y diálogo, puede terminar en situaciones lamentables en cualquier momento que nadie quiere pero muchos el presidente de la república.
Así que, por favor, Faribe manita linda: baja un chin el tono. Más diálogo, menos fuerza. Que aquí lo que queremos es vivir, no sobrevivir.