Cerrar el Hospital San Vicente de Paúl sería un error histórico y un riesgo para la vida en San Francisco de Macorís

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San Francisco de Macorís Jose Valdez/ El Hospital San Vicente de Paúl no es solo una edificación vieja en el centro de la ciudad es una institución con casi un siglo de historia al servicio del pueblo fundado en el año 1926, ha sido por generaciones el principal centro asistencial del Nordeste.

Aunque es cierto que su estructura ya no responde a los estándares de un hospital moderno, eliminarlo por completo sería un grave error, tanto en el plano social como en el sanitario.

La reciente inauguración del Hospital Regional Universitario Dr. Ángel María Gatón por el presidente de la República representa un avance importante en la infraestructura hospitalaria del país. Se trata de un centro de alta tecnología, con más de 300 camas, modernos quirófanos y equipos de última generación.

La construcción se ubica en terrenos de la sección Guiza, kilómetro 3 de la carretera San Francisco–Nagua, hacia la periferia de la ciudad.

Sin embargo, su ubicación fuera del núcleo urbano de San Francisco de Macorís plantea una realidad que no se puede ignorar la mayoría de los accidentes de tránsito, caídas, heridas por violencia o emergencias médicas ocurren en las calles céntricas, barrios y avenidas principales.

En estas circunstancias, los primeros minutos son decisivos. Tomemos como ejemplo un paciente que sufra un accidente en el sector Vista al Valle. Si debe ser trasladado al nuevo hospital en Guiza, la distancia estimada desde el centro urbano es de aproximadamente 6 a 8 kilómetros.

Ese trayecto puede implicar varios minutos adicionales antes de ingresar a la sala de emergencias. Mientras tanto, el Hospital San Vicente de Paúl está ubicado en la calle Cristino Zeno número 17, en el centro de San Francisco de Macorís, lo que reduce considerablemente el tiempo de llegada.

Un retraso de cinco o diez minutos en un caso de hemorragia, trauma grave o infarto puede marcar la diferencia entre salvar una vida o perderla. Por eso, el viejo hospital debería mantener un rol operativo en emergencias.

La ubicación estratégica facilita el acceso desde todos los sectores del municipio, incluyendo zonas periféricas como Vista al Valle, que de otro modo dependerían de ambulancias para recorrer la mayor distancia hasta Guiza.

Lo recomendable sería transformar sus áreas principales en un moderno centro de estabilización y triaje, equipado con sala de urgencias, observación, rayos X básicos, banco de sangre y personal especializado. Desde allí, los pacientes que requieran cirugías complejas o internamientos prolongados podrían ser trasladados al nuevo hospital mediante un sistema coordinado de ambulancias y rutas de emergencia.

Desde el punto de vista técnico, esta estrategia fortalecería la red de salud pública. Mantener ambos hospitales operativos, cada uno con un rol específico el viejo para acceso inmediato y el nuevo para internamiento y alta complejidad no es duplicar funciones, sino crear un sistema más resiliente, capaz de responder ante crisis, desastres naturales o picos de demanda médica.

Otro aspecto importante es el valor social y educativo de este centro. Durante décadas, el Hospital San Vicente de Paúl ha sido un espacio de enseñanza y práctica para los estudiantes de Medicina y Enfermería de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, recinto San Francisco de Macorís. Por eso, cuando el presidente prometió que parte de su estructura sería aprovechada para instalar laboratorios y aulas de la UASD, no solo reconoció su importancia histórica, sino también su potencial para servir a una nueva generación de profesionales de la salud.

El edificio tiene espacios suficientes para esa transformación. Su diseño original y su extensión territorial permiten adecuar áreas para docencia, laboratorios clínicos y aulas, sin interrumpir la operación de una unidad de emergencias.

A nuestro entender esta combinación entre enseñanza y servicio médico convertiría al viejo hospital en un centro modelo de formación práctica y respuesta rápida.

Destruir o abandonar esta estructura sería desaprovechar una base ya construida y bien ubicada. Con una inversión razonable, el hospital podría modernizar su área de urgencias, mejorar el acceso de ambulancias, reforzar la seguridad estructural y adaptar zonas para la docencia universitaria y servicios sociales.

Creemos que eso costaría mucho menos que levantar un nuevo edificio desde cero y, sobre todo, preservaría un patrimonio que forma parte de la identidad francomacorisana.

La salud no se mide solo en edificios nuevos. Se mide también en la rapidez con la que un ciudadano puede recibir atención cuando más la necesita.

El progreso del cambio debe ser integral, combinando tecnología con sentido común con una planificación pensando en en el tiempo que es vida al momento de una emergencia

El Hospital San Vicente de Paúl puede y debe seguir siendo parte del sistema de salud de San Francisco de Macorís. No como un símbolo del pasado, sino como un espacio funcional, renovado y útil.

Eliminarlo a nuestro entender sería un error histórico que costaria muchas vidas de manera silenciosa aprovecharlo con visión seria una verdadera decisión inteligente.


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